(Ref revistamision.com)
Nuestros hijos se enfrentan hoy al ambiente hostil de una sociedad poscristiana y a la tesitura de tener que tomar decisiones sobre la sexualidad, el dinero o las corrientes ideológicas dominantes a una edad en la que todavía no les corresponde. Para poder resistir necesitan personalidades fuertes que logren ir a contracorriente. José María Contreras, orientador familiar, ofrece para Misión 8 claves que los padres deben tener en cuenta para educar hijos con carácter.
1. Vivir con coherencia. Los niños son esponjas que lo absorben todo y son especialistas en detectar las incoherencias de sus padres y profesores. Es difícil pretender que un niño no mienta si escucha a su madre decir “verdades a medias” por teléfono. Forjar en ellos un carácter fuerte que les permita ir a contracorriente requiere de una unidad de vida, y eso empieza en sus propios padres. “El ambiente externo no es educativo. Antes había un sentido común que ya no existe. Por eso, los padres deben hacerse más presión interior para vivir ellos aquello que quieran que vivan sus hijos. Así se inculcan los valores, porque uno sólo transmite aquello que vive”, señala José María Contreras. Esta coherencia tiene que estar marcada por una unidad de vida cristiana, es decir, que los hijos vean que sus padres dan un sentido cristiano a todo lo que viven: desde un despido a una situación económica precaria.
2. Un matrimonio fuerte. Lo dicho anteriormente difícilmente es aplicable si no existen matrimonios unidos y fuertes. Contreras recuerda que el ser humano se siente querido de tres formas: “El cariño que le tiene su madre, el que le tiene su padre, y el que se tienen sus padres entre ellos”. Los estudios demuestran que una persona –de cualquier edad– no puede llegar a entender que sus padres dejen de quererse. La ruptura de los padres abre brechas en los hijos. “En el matrimonio los niños se sienten seguros y queridos”, añade. Y esto pone los cimientos para hijos con personalidades fuertes.
3. Que se sientan orgullosos de sus valores. Los niños y jóvenes de hoy se enfrentan –y lo notan ya desde temprana edad– a una cultura poscristiana. Para Contreras, “la forma de vencer esos ambientes hostiles es estando orgulloso de sus valores, porque uno defiende aquello de lo que está orgulloso”. Conviene que se ejercite en decir “no” a muchas cosas que sabe que no le harán bien, aunque eso le haga sentirse rechazado. Esto se consigue dando argumentos a los hijos y viviendo estas virtudes en el día a día. “¿Por qué un niño se hace hincha de un equipo de fútbol? Porque ve a su padre alegrarse, sufrir, pasarlo bien con ese equipo… Un hijo se hace cristiano porque ve a sus padres vivir cristianamente”. Pero este orgullo no va solo: “Tienen que vivirlo con alegría, pues la virtud es alegre, no triste”. Y esta alegría de defender algo que va a contracorriente no sólo ayudará al hijo a enfrentarse a las dificultades, sino que también interpelará a los que estén a su alrededor.
4. Conocer bien a los hijos. Hace falta confianza entre padres e hijos para que los niños puedan contar sus inquietudes sobre lo que están viviendo. Es ahí donde los padres pueden orientarles. “Para esto es fundamental conocer a los hijos. Y no conozco otra manera que cenando todos juntos y sin televisión”, incide Contreras. Asegura que muchos padres no llegan a conocer de verdad a sus hijos porque nunca han tenido conversaciones serias con ellos sobre lo que es el amor, la alegría, la fidelidad… Este es un gran momento para hablar con ellos y que los hijos saquen a relucir sus logros, luchas y problemas. “Si cenas con tus hijos, llegarás a conocerlos muy bien”, insiste.
5. No sobreproteger. Proteger a los hijos es un deber de los padres. Sobreprotegerlos puede tener nefastas consecuencias. Contreras considera que “un hijo debe hacer –y no evitar– aquello que a su edad puede realizar por sí mismo. Si ya puede bajar la basura, que lo haga; si puede ir a comprar el pan, que vaya. Esto es tremendamente educativo”. Por el contrario, evitar que los hijos asuman responsabilidades provocará que en su momento se sientan inseguros para enfrentar sus obligaciones. Esto puede generarles “falta de autoestima”, porque “una persona no exigida es una persona no valorada y que no se siente querida”. La crisis de autoestima de la sociedad actual es tierra fértil para moldear personalidades maleables. “Son personas que no tienen formada la voluntad para ser capaces de decir ‘no’. Y como nunca les han dicho que ‘no’, ellos son igualmente incapaces de decirlo”.
6. Que se sientan queridos. Hay muchas personas adultas –indica este experto en temas de familia– que no se han sentido queridas por sus padres. Hay que decirles “te quiero”, y no sólo cuando son niños, sino durante toda la vida, porque eso llena al hijo de alegría y gratitud. “Cuando un hijo no se siente querido, y ahora hay mucho de eso, los valores de sus padres tampoco entran en su vida, los rechazan, e intentan llenar ese hueco por la aceptación del grupo”. El vacío afectivo buscará llenarlo en otro lugar.
7. Educar en la sobriedad. Contreras considera indispensable educar en la sobriedad, independientemente de la capacidad económica de la familia. La pregunta es: ¿mi hijo necesita esto? Hay que aprender a decirles no. Y cita una frase que se ha escuchado en millones de hogares: “Es que todos mis amigos lo tienen”. Este experto califica ese momento como una oportunidad inmejorable “para que el niño se oponga a un ambiente hostil a su edad” si es el único o de los pocos que no tiene las zapatillas caras, dinero en el bolsillo o un smartphone… ¡Qué buen entrenamiento tendrá para su vida!, “porque el ambiente hostil se lo va a encontrar en todos lados”.
8. Hablarles de la persecución. El pensamiento dominante puede dejar acorralados a nuestros hijos. Ante esta posibilidad, Contreras lo tiene claro: “Hay que decirles lo que les va a ocurrir”. En su opinión, estamos en una sociedad donde los valores cristianos ya no se conocen ni se viven, por lo que hay que prepararlos para cuando sean perseguidos y rechazados. Él ve un aspecto positivo de esta situación: los ataques reforzarán los valores de estos niños, que se sentirán aún más orgullosos de lo que son. Y vuelve a ilustrar su idea con un ejemplo deportivo: “Tengo unos nietos que son del Barcelona y viven en Madrid. Cada vez que alguien se mete con ellos, los hace más del Barcelona”.
APRENDER A DECIR «NO». SITUACIONES HIPOTÉTICAS
Muchas veces nuestros hijos terminan metiéndose en líos sin quererlo. A veces porque no ven malicia donde otros la ven. Otras, porque les pica la curiosidad. Pero, en muchos casos, porque aunque saben que lo que sus amigos les proponen no está bien, no consiguen decir “no”. Una buena manera para prevenir estas situaciones es practicar con ellos distintas situaciones hipotéticas. Por ejemplo, jugar a que alguien les propone hacer una broma desagradable a un amigo o pinchar un link inapropiado en internet, y darles frases concretas para responder de manera respetuosa, pero firme: “Eso no está bien”, “yo eso no lo hago”, “mis padres me han dicho que no puedo hacerlo”…